Julio 2016
Polonia, la ilusión de seguir descubriendo nuevas culturas
Polonia, la ilusión de seguir descubriendo nuevas culturas
Empezar siempre es difícil, ¡la satisfacción de hacerlo es infinita!
Hoy nace por escrito mi primer texto, con el objetivo de ser colgado en la red, en una web, una historia, un futuro… estoy nervioso. Me gusta.
Me encuentro de camino a Varsovia, Polonia. Allí trabajaré unos días. No quiero esperar mucho de esta corta estancia y travesía, así estoy seguro que la sorpresa será mayor.
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Apenas con las fuerzas que me queden al arribar, después de casi seis horas de viaje, me enfundaré las zapatillas, para trotar por el centro de la ciudad, si es verdad que mi reserva hotelera, se encuentra tan cerca como parece.
Me agrada tener planes. Me encanta sentirme vivo. El simplemente hecho de pensar que algún día mis descendientes y los descendientes de mis descendientes, y los descen……no, no sigo, no sigo. En fin, que espero que alguien pueda leerlo y me recuerde con cariño. Si le sirvo de motivación, ¡ya sería el ikigai!
Empezamos a descender, veo Polonia. Mi trigésimo y pico país pisado…voy a disfrutarlo.
Nota*: voy a escribir a Lufthansa pidiéndole fruta o algo sano como aperitivo en sus conexiones. Esta maldita salsa blanca, con su wasabi delicioso, que rica está, ¡pero qué mal me sienta la maldita! Son atómicamente indigestas… ¡arrrggg!

Varsovia, ejemplo de lucha y superación
¿Cómo se puede recuperar una ciudad después de haber sido destruida un 90%?
De verdad que el ser humano es increíblemente cruel. El 95% de los judíos de la ciudad, fueron hacinados y asesinados, ya sea por hambre, o directamente gasificados.
Ciudad limpia, impoluta en algunos sitios, educada, verde, amplia, para nada estresante.
El primer día me dio tiempo, y llegó mi energía, a correr un ratito. Realmente, pasear rápido, por Downtown. Es encantadora. Sus edificios, su ambiente… volveré para visitarla en detalle.
Además, la música tiene un papel fundamental en el país, gracias en gran parte a Chopin.
En cualquier rincón se puede disfrutar de jóvenes, y menos jóvenes, regalándonos unas notas a nuestros oídos. Para más inri, en julio se celebra la semana de la música. ¡Una pena que empiece pasado mañana! Justamente cuando estaré volando. Sin duda alguna una ciudad acompañada por este ambiente musical, es para salir enamorado.
Su arquitectura tampoco desmerece comentario. Sus rascacielos, símbolo del capitalismo, conviven con edificios de carácter comunista. El mejor ejemplo, el Palacio de la Cultura.
Un regalo del amigo Stalin. No quieren eliminar la huella de la historia, de la que aprendieron su espíritu de superación. Estoy seguro. Perdonamos, casi olvidamos, pero aprendemos.
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El río Vístula baña la ciudad. No lo he podido disfrutar en la cercanía. Seguro que esa parte de la ciudad debe tener otro atractivo añadido.
¿No os encantan las ciudades bañadas por agua dulce o salada? ¿No os resulta algo diferentes e interesantes?
Espero retornar y poderla visitar en bicicleta. Será mi próximo reto ya que la extensión de la ciudad es elevada. De hecho, viven más de unos 1,7 millones de habitantes en el núcleo urbano. Si le sumamos barrios del extrarradio, llegan a casi los 3 millones.
Parece que haya menos personas que en la playa de la Malvarrosa en julio. ¿Serán menos ruidosos?
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Cultura alimentaria, importantes puntos para la valoración total. No le pude disfrutar en su total plenitud. Tiene carácter. En sus cartas de restauración, podemos degustar: estofado de conejo, pato, especialidad en arenques, platos de salmón ahumado, selección de fiambres y salchichas de la región… estoy salivando…

Al menos en casi todos los restaurantes autóctonos ofrecían estas delicias, más los famosos “dumplings”. Bolas de pasta que me recuerdan, no con mucha ilusión, a las albóndigas de patatas alemanas, de textura no muy agradable, que me obligaban a comer de crío.
Si todo esto, lo bañamos de una “rubia” Tyksie, escuchando el violín de una adolescente en la plaza del castillo, me asegura, que si puedo volveré.

Me ha quedado mucho por aprender y visitar, como por ejemplo la historia de Copérnico, Madame Curie, a la que tenemos acceso a podernos radiografiar el cuerpo humano.
¿Sabéis que murió enferma por los efectos de su propia investigación, es decir, irradiada?